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Aparece Catarata de Agua Caliente en el Volcán Irazú

Una expedición de científicos y montañistas ticos ha logrado lo impensable: descubrir y documentar una espectacular catarata de agua caliente con una caída estimada de 130 metros en la cara norte del Volcán Irazú, ubicado cerca de la ciudad de Cartago.

Esta maravilla natural, que se encontraba hasta ahora completamente oculta en la densa selva del Parque Nacional Volcán Irazú, podría posicionarse como la catarata termal más alta de Costa Rica y, posiblemente, de Centroamérica.

El «Lado Oscuro de la Luna» del Irazú

Mientras las aguas termales del Río Caliente, un afluente del Río Sucio en las faldas del Volcán Irazú, ya eran conocidas por algunos locales, la cara norte del coloso volcánico se mantenía totalmente inexplorado, algó así como un verdadero «lado oscuro de la Luna».

Anteriormente, nadie había documentado el acceso a la base de este par de caídas de agua caliente, una de 40 metros y una segunda con una imponente caída de 130 metros.

La aventura comenzó cuando el montañista Javier Elizondo, junto a un grupo de expedición de élite que incluía a Roberto Rojas, María Daisy Ureña y Felipe Fischel, identificaron en una hoja cartográfica lo que parecía ser una gigantesca catarata en medio de la jungla.

«Encontramos en la hoja cartográfica lo que parecía una catarata en medio de la jungla y decidimos aventurarnos en una expedición solo apta para expertos en rápel», comentó Elizondo.

Tras obtener permisos especiales para ingresar por una finca privada en San Gerardo de Cartago, la caminata, de moderada dificultad, culminó con un rápel de más de 100 metros para alcanzar la base de la primera catarata, demostrando la naturaleza extrema de este hallazgo.


El Secreto Volcánico del Agua y sus Colores

La expedición no solo fue un hito de exploración, sino también un evento científico. El geólogo Alejandro Argüello acompañó al equipo para estudiar la composición y el origen de estas aguas hipertermales.

Catarata Naciente Agua Termal Volcán Irazú
El agua en esta zona cambia de color fácilmente, cuando uno camina sobre el lecho del río, este tiene una capa amarilla pero luego cambia de azul a verde»

Estas aguas, que se filtran desde el volcán y se acumulan en varias nacientes, ofrecen una ventana al corazón geológico del Irazú. Argüello confirmó que no se tienen registros de cataratas de esta magnitud en la zona y destacó la importancia de su estudio:

«Cada agua termal, con su temperatura, química, pH y otros análisis, pueden evidenciar cómo es la relación entre las aguas y el volcán… Es posible que estas aguas tengan un contacto directo con lo interno del volcán”, explicó el geólogo.

Lo más fascinante es el cambio de color del afluente, que pasa del amarillo al azul o verde. El geólogo lo atribuye al proceso de enfriamiento y la precipitación de minerales:

“Cuando el agua es calentada, los minerales se diluyen y se cargan de componentes y al llegar al contacto con la presión atmosférica y enfriamiento, precipita ciertos minerales que se depositan en la superficie, estos dan como resultado los colores interesantes y formaciones, ricas en carbonatos y que parecen formaciones similares a la disolución de carbonatos que sucede al formarse las cavernas”, detalló Argüello.


La Importancia de Proteger la Nueva Joya Tica

El descubrimiento de esta catarata no solo enriquece el inventario natural del país, sino que también subraya la necesidad de conservación. El acceso a esta zona es estrictamente restringido para proteger este frágil ecosistema natural de la alteración humana.

La travesía forma parte de un proyecto más amplio que busca fortalecer el turismo ecoamigable y unir a la comunidad científica para proteger las cataratas del país.

Aunque la documentación formal que la confirme como la catarata de agua caliente más alta de Costa Rica aún está pendiente, su altura de 130 metros la coloca, sin duda, entre los primeros puestos de las más imponentes.

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