BCCR: Inflación en Costa Rica se estabilizaría hasta el 2026

La economía costarricense enfrenta un panorama retador en los próximos años, especialmente en lo que respecta al control de la inflación.
Según las proyecciones revisadas del Banco Central de Costa Rica (BCCR), el país no retornará al rango meta de inflación —ubicado entre el 2 % y el 4 %— sino hasta el año 2026.
Este retraso en la estabilización de precios plantea importantes desafíos para la política monetaria, el consumo interno y las expectativas del sector privado.
El panorama actual: inflación por debajo del rango meta
Durante el primer semestre de 2025, la inflación interanual en Costa Rica se ha mantenido consistentemente por debajo del 2 %, situándose en niveles cercanos al 0,9 %.
Este fenómeno, si bien parecería beneficioso para los consumidores, implica una señal de desaceleración en la economía nacional.
El BCCR destaca que esta inflación reducida responde a la disminución de precios internacionales de materias primas, la apreciación del colón frente al dólar y un menor dinamismo en el consumo interno.
No obstante, esta baja inflación también retrasa la recuperación de sectores clave como el comercio, la producción y la inversión privada.
Proyección inflacionaria 2025-2026: un retorno lento al rango meta
El Banco Central proyecta que la inflación cerrará el año 2025 en torno al 1,9 %, y no será hasta mediados de 2026 cuando vuelva a consolidarse dentro del rango objetivo. Esta tendencia está influenciada por varios factores estructurales:
- Estabilidad cambiaria del colón.
- Política monetaria restrictiva para contener presiones de demanda.
- Bajo dinamismo en los salarios reales.
- Condiciones externas volátiles, especialmente en Estados Unidos y Europa.
Estas variables han obligado al BCCR a mantener su Tasa de Política Monetaria (TPM) sin mayores reducciones, pese a las expectativas del sector privado de ver una disminución más acelerada que incentive el crédito y la inversión.
Efectos de la inflación baja en la economía costarricense
La persistencia de una inflación por debajo del rango meta genera múltiples consecuencias macroeconómicas que deben analizarse con rigor:
Menor crecimiento del consumo
Una inflación baja, en combinación con salarios estancados, provoca una contracción del poder adquisitivo de las familias. Esto se traduce en una reducción del consumo privado, que representa más del 60 % del PIB costarricense.
Desincentivo a la inversión
La expectativa de precios bajos y menor rentabilidad limita los incentivos para invertir en nuevos proyectos, tanto en el sector productivo como en el sector financiero.
Riesgo de deflación
Aunque no se ha entrado aún en un escenario deflacionario, la prolongada debilidad de los precios incrementa el riesgo de una caída generalizada, lo cual sería altamente perjudicial para la recuperación económica.
Política monetaria: ¿hay margen para reducir más la TPM?
Uno de los debates más relevantes entre los analistas económicos es si el Banco Central tiene espacio para seguir bajando la Tasa de Política Monetaria. Actualmente, la TPM se ubica en un 5,75 %, tras varios recortes graduales desde mediados de 2023.
El BCCR ha sido enfático en que su política monetaria continuará siendo “prudente y gradual”, evaluando mes a mes el comportamiento de la inflación, las expectativas de los agentes económicos y la evolución de los indicadores internacionales. Sin embargo, la presión del sector productivo para abaratar el crédito podría acelerar los ajustes si la inflación se mantiene baja por más tiempo del previsto.
Expectativas del sector privado y consumidores
Los resultados de la más reciente Encuesta de Expectativas del Banco Central revelan una fuerte desconexión entre los objetivos del ente emisor y las percepciones del sector privado:
- Empresarios y consumidores esperan una inflación más baja a la proyectada.
- El 72 % de los empresarios considera que la política monetaria actual es demasiado restrictiva.
- El 65 % de los hogares percibe un estancamiento en sus ingresos reales.
Esta brecha entre expectativas y objetivos reales del Banco Central podría representar un obstáculo adicional para que la política económica logre sus metas de mediano plazo.
Análisis comparativo regional
Costa Rica no es el único país de América Latina enfrentando presiones inflacionarias inusuales. Economías como Chile, Perú y Colombia también han registrado periodos de inflación baja debido al ajuste post-pandemia y a condiciones monetarias restrictivas.
Sin embargo, a diferencia de estas economías, el tipo de cambio en Costa Rica ha mostrado una apreciación más fuerte, lo cual incide directamente en los precios internos, al reducir el costo de importaciones y contribuir a la baja inflación.
Un retorno al equilibrio más lento de lo esperado
La inflación en Costa Rica está lejos de ser un problema urgente en términos cuantitativos, pero su baja persistencia representa un reto cualitativo importante. El BCCR apuesta por una estrategia prudente que privilegie la estabilidad a largo plazo por encima de estímulos de corto plazo.
Mientras tanto, los sectores productivos, las familias y los inversionistas deberán navegar un entorno económico caracterizado por bajo crecimiento, consumo moderado y tasas de interés relativamente altas. La clave será la coordinación entre política fiscal, política monetaria y expectativas del sector privado para garantizar que la economía costarricense logre un equilibrio sostenible de cara a 2026.



